La maleta de Treko

¿Alguna vez les conté cómo fue que empecé a vender los chalecos?

¡Porque pucha que es difícil partir!
En mi caso, cuando resolví que me dedicaría a los chalecos, lo que hacía era que a donde fuera que iba, antes de partir armaba un bolso grande con una selección de chalecos. Y en la “reunión” a la que iba (no sin vergüenza) buscaba el momento oportuno para sacar los chalecos y armar improvisadamente una mini “tienda”.


Así los daba a conocer a mis amigas, señoras de amigos, mamás de cursos de mis hijas…
Y debo haber estado así por lo menos dos años. A cada lugar que iba donde veía posibilidad de ventas, llevaba mi bolso llenito de chalecos y volvía feliz a mi casa porque a la vuelta siempre pesaba menos.

Después de 5 años, ya no llevo bolso a mis encuentros “sociales”. Mis amigas y quienes me conocen ya saben que en la página web encuentran todo, así que no es necesario que yo cargue chalecos de allá para acá. No para vender al menos.

Porque ahora los llevo a otras partes. Hace años también que cada vez que salgo a alguna parte donde voy a cambiar la locación, vuelvo a armar un bolso (ahora una maleta porque mi espalda ya no me deja cargar el peso) lleno de modelos y colores para sacarles fotos. Junto con armar los bolsos de mis hijas y el mío, lo que hay que llevar de casa y demases, siempre hay un espacio para mis chalecos, porque son parte obligada de la carga. Y en algún momento del día, o fin de semana, o vacaciones, me hago el tiempo de sacarme fotos. Si está mi Juanita, ella me ayuda. Si estoy con amigas, ellas me ayudan. Si estoy sola, aplico mi trípode y control. Pero nunca dejo de aprovechar esos paisajes que me permiten mostrar mis chalecos en contextos distintos al fondo del estudio de la Of.

Y así el bolso o la maleta de Treko es una parte clave de mi trabajo. Y va conmigo donde yo voy. Porque una emprendedora lo es siempre. No hay recreo. Y en todo lo que hace ve una oportunidad.

#diariodeunaemprendedora