Tener mi oficina, mi lugar; que Treko tenga su lugar, es de las cosas que más valoro de mi independencia. Para mí ha sido clave tener un espacio exclusivo donde hacer que Treko “pase”, porque soy taaaaan dispersa, que si no fuera así, probablemente ya habría fracasado el proyecto.
Tres años tuve mi casa invadida. Me fui tomando de a poco todos los espacios que iba necesitando para meter chalecos, cajas, papeles y todo lo necesario para que Treko funcionara. Y fui feliz y me encantó esa experiencia.
Pero cuando murió la Margarita, hubo un momento en que sentí que si que realmente quería volver a trabajar de verdad, debía hacerlo en otro lugar que no fuera mi casa, para de esa forma obligarme a salir.
Y ahí tuve mi primera Of. Cerquita de mi casa y al lado de mi amiga Negra de @simplysweet.lapasteleria por cualquier cosa. Y no solo me llevé lo de Treko, sino que además armé un espacio muy mío y de mi Marga. Llené de sus fotos y muchas de sus cosas, para sentir que era nuestro lugar.
De eso ya han pasado dos años. Crecer me hizo necesitar una oficina más grande, que me encanta. Me encantaría pasar más tiempo ahí del que estoy, porque generalmente paso “ratos” entre una y otra cosa que hago.
Pero la amo porque cuando estoy de verdad logro enfocarme en Treko y sigue siendo mi lugar con mi Margarita. Ahí, cuando lo necesito, puedo pensarla y recordarla en silencio, escuchando la música que le gustaba y mirando las muchas cosas que me hacen recordarla.
Siempre que me preguntan como emprendedora si tener un espacio fuera de la casa vale la pena, lo recomiendo cien por ciento. Es un costo adicional, obviamente, pero cuando en la casa se hace difícil, se traduce al final en crecimiento del negocio y beneficios personales y familiares también.
Tres años tuve mi casa invadida. Me fui tomando de a poco todos los espacios que iba necesitando para meter chalecos, cajas, papeles y todo lo necesario para que Treko funcionara. Y fui feliz y me encantó esa experiencia.
Pero cuando murió la Margarita, hubo un momento en que sentí que si que realmente quería volver a trabajar de verdad, debía hacerlo en otro lugar que no fuera mi casa, para de esa forma obligarme a salir.
Y ahí tuve mi primera Of. Cerquita de mi casa y al lado de mi amiga Negra de @simplysweet.lapasteleria por cualquier cosa. Y no solo me llevé lo de Treko, sino que además armé un espacio muy mío y de mi Marga. Llené de sus fotos y muchas de sus cosas, para sentir que era nuestro lugar.
De eso ya han pasado dos años. Crecer me hizo necesitar una oficina más grande, que me encanta. Me encantaría pasar más tiempo ahí del que estoy, porque generalmente paso “ratos” entre una y otra cosa que hago.
Pero la amo porque cuando estoy de verdad logro enfocarme en Treko y sigue siendo mi lugar con mi Margarita. Ahí, cuando lo necesito, puedo pensarla y recordarla en silencio, escuchando la música que le gustaba y mirando las muchas cosas que me hacen recordarla.
Siempre que me preguntan como emprendedora si tener un espacio fuera de la casa vale la pena, lo recomiendo cien por ciento. Es un costo adicional, obviamente, pero cuando en la casa se hace difícil, se traduce al final en crecimiento del negocio y beneficios personales y familiares también.