Tercera parte de la historia de Treko

Escribí, organizamos una encuentro y a fines de junio entré con mis chalecos a la casa rosada más linda de Alonso de Córdova: @amadora_concept 

Mi espíritu emprendedor cada vez más desarrollado, me hizo apostar por un proyecto nuevo y lo hice más que nada por quien estaba a la cabeza de este proyecto: mi adorada @trini_omegna, en quien no solo encontré una máquina del emprendimiento, sino además una amiga extraordinaria. Y dado lo que estaba viviendo con la Margarita en términos personales, eso fue lo que me convenció. 

Así, el primer semestre terminaba con boletas, impuestos que pagar y un lugar donde ver los chalecos. Y lo mejor, con el fin de la primera etapa del tratamiento de mi Marga. Después de 8 horrorosos ciclos de quimioterapia que la tuvieron prácticamente 6 meses hospitalizada, salía airosa y comenzaba el periodo de mantención. Tres años por delante con tratamiento mucho menos invasivo y la posibilidad de retomar su vida “normalmente”. 

Resumen: gran primer semestre, todo valía pena y había que seguir con todo!por Treko y mi niña! 

 

La temporada de invierno del 2018 fue un éxito rotundo. Tenía que pedir más modelos que se me agotaban rápidamente. De a poco Treko se hacía conocido y eso se notaba sobre todo en las ventas. ¿¿¿Y saben en qué más??? En qué en julio de ese año me hice mi primer sueldo 👏👏👏 casi simbólico pero me hizo sentir la mujer más bacan del mundo. Pero esto no era por nada, yo no paraba: seguía yendo a cursos, mejoraba mi Instagram, mejoré la calidad de las fotos y publicitaba de todas las formas posibles con la idea de crecer; seguía participando en ferias, y escuchaba mucho a quienes iban algunos más pasos más adelante que yo en esto. 

La entrada a Amadora abrió un canal que me llevó a meterme a 4 tiendas más a fines del 2018: Viña, Pucon, Temuco y Valdivia. Y así cuando llegó la temporada de Primavera Verano, fue menos mala que el año anterior, aunque me hizo aprender que todas mis fichas tenían que estar puestas en el otoño invierno, de manera de poder equiparar con eso las bajas ventas de la época estival. 

Terminaba el año feliz. Mi Margarita evolucionaba bien; preparaba la PSU y en cada control sus exámenes salían buenos: la mejor noticia de la vida era que la leucemia estaba controlada. Me volvió a ayudar con Treko: etiquetaba, sacábamos fotos y hasta me volvió a acompañar a ferias. 

La vida recuperaba su curso y eso era maravilloso.

 

En Treko cerré una buena temporada de verano  y me puse de cabeza a preparar la nueva de otoño invierno. Cada vez más diseñadora, eligiendo colores y adentrándome más empoderadamente en el mundo de la moda, antes tan lejano para mí. Tuve que cambiar de contador porque me encontré que la que había tenido me había robado hasta los suspiros (otra enseñanza a punta de golpes); pero me sentía con mucha energía para partir el tercer año de un Treko ya consolidado y siempre creciendo. 

Estaba de vacaciones en febrero, cuando la leucemia de mi Margarita nos volvió a golpear. Contrario a todos los pronósticos, en su control de rutina los resultados de los exámenes arrojaron anomalías, que fueron confirmadas con una punción a la médula. La leucemia estaba de vuelta y eso no era nada de bueno. Una vez más la vida nos cambiaba los planes y nos volvíamos a estrellar contra la dolorosa, difícil y devastadora realidad del cáncer. Mi niña pronta a partir en educación de párvulos, veía nuevamente anulado su proyecto y cambiado por tormentosos días de tratamiento muy agresivo en sistema de aislamiento. Volvíamos a las pecheras plásticas, mascarillas, y desinfección para entrar a estar con ella. Volvían los desvelos y las preocupaciones. La rabia y la impotencia de sabernos totalmente incapaces de terminar con esta enfermedad de mierda.

Y vuelve a unirse como con pegamento la historia de Treko con la de la Margarita. Otra vez se volvía un buen aliado que me permitía acompañarla todos los días en la Falp. Desde ahí organizaba lo que sería el lanzamiento de la nueva temporada de otoño invierno y fue con todo. La pista económica se volvía a poner pesada y Treko tenía que estar a la altura. Y lo hizo. Y todo aquel que compraba un chaleco Treko, sabía que estaba ayudando a la Marga. Y eso hacía que ella recibiera una tremenda energía de personas que por mi “culpa” se fueron involucrando con la historia de la Margarita. 

 

El 16 de junio  del 2019 murió la Margarita. Quienes han perdido a alguien que no tenía que morirse, quizás compartan conmigo que la muerte se parece a un abismo... frente al cual yo me sentía diminuta. Pese a haber tenido la “oportunidad” de acompañar a mi niña prácticamente cada día de su enfermedad, y pensando que en eso podría haber cierto consuelo, la ausencia real, la idea de no verla ni tocarla ni escucharla nunca más, me puso en la orilla de un precipicio al que podía lanzarme o dar un paso atrás. 

Como cuento en la Historia de Treko y la Margarita, aunque parezca broma, los chalecos cumplieron un rol clave en volver a levantarme.

Ya van 6 años desde que se vendió el primer Treko y recordar sus orígenes y escribir esta historia me hace volver al centro. Ver todo lo que ha pasado, bueno y malo, me permite pisar tierra firme y confirmar que la única forma de hacer surgir un negocio, es poniéndole cuerpo, cabeza y corazón.

Trabajo mucho más que antes. Pero las satisfacciones son millones y cada día. Si volviera el tiempo atrás, lo haría exactamente igual y no hay día que no agradezca tener la salud, que es la que me permite seguir en esto y seguir avanzando. Con mi Margarita acompañándome en cada paso que doy.