Segunda parte
La verdad es que yo no la conocía 😬 y a principios de agosto (2017) hice una venta por un día en la peluquería @myladysenorita en cuya cuenta de IG se publicó la presencia de Treko ese día. Y la Connie, (que seguía a la pelu), me contactó para comprarme tres chalecos, que como a cualquier clienta, le hice llegar después a su casa. Pero a los pocos días, de un minuto a otro, empecé a recibir muchos mensajes que me avisaban de nuevos seguidores. Uno tras otro. Yo no entendía nada! 😱 Hasta que alguien me avisó que esta mujer había subido un post a su cuenta con el poncho Treko contando de estos chalecos lindos y recomendándolos. Y me dejó la escoba jajaja 😂 , porque mi humilde negocio no estaba preparado para recibir esta nueva cantidad de clientas y mucho menos a todas pidiendo el poncho rojo de la Connie Achurra @connieachurra (que ojo en ese entonces le faltaba muy poco para llegar a los 100K cosa que para mí la convertía en una rockstar).
Y de verdad que desde ahí la historia de Treko cambió.
Fui testigo real del impacto de las RRSS en un negocio en esta nueva era comercial. Pero de paso conocí a un ser humano increíble, que cada vez que me nombra, lo hace de manera desinteresada y generosa. ¿Y si quieren saber si los chalecos se los regalo? ¡OBVIO que si! Y le regalaría muchos más de lo que le doy! Pero ella jamás me los ha pedido. Al contrario, siempre me los ha querido pagar pero yo no la dejo. Porque estoy y estaré eternamente agradecida de su aparición en esta historia y porque cada vez que le he pedido una mano, me la ha dado sin chistar.
Al año casi exacto de haber tomado la decisión de renunciar (octubre de 2017), se enfermó mi sobrina Margarita (esta parte de la historia de Treko va en capítulo aparte, pincha aquí).
Pero el punto es que fue ahí donde ser la dueña de mi negocio, mi tiempo, ser mi jefa y mi todo, donde todo lo caminado hasta ahí, tuvo sentido. Acompañar a la Margarita todos los días, apoyar a mi hermano en todo lo que se pudiera, multiplicarme para no fallar en mi casa... eran cosas imposibles de hacer si hubiera estado trabajando con horario y sueldo. Conociéndome, seguramente hubiera terminado renunciando, pero habría sido una preocupación más a todas las que ya teníamos.
Quienes han pasado por esto, saben que la parte económica del cáncer es un temazo. Aunque puedas hacerla más barata, todo lo asociado a una enfermedad de este tipo, es caro. El tratamiento, los remedios, los insumos médicos, los exámenes... todo. Y si bien teníamos la parte fuerte medianamente cubierta, estaba el lado B y el día a día y había que asumirlo. Mi hermano estaba sin pega (cosa que parecía tragedia pero que tb tuvo tanto sentido) así que Treko tenía que aperrar. Y lo hizo.
De ahí en adelante fui a más bazares y ferias que nunca.
Iba a oficinas a vender. Él boca a boca daba frutos y en los ratos con mi Marga en la Falp (45 días hospitalizada
solo en la primera quimio que le hicieron) le daba firme a las redes; a pesar de lo heavy que era todo, las cosas engranaban y los objetivos se cumplían. Nunca faltaba nada para nada que mi Marga necesitara.
Ésta es la parte de la historia en la que yo me presento.
Me llamo Lilly Marlen (sí, Lilly Marlen) Witt Rodriguez.
Nací el 5 de junio de 1978 en Santiago.
Soy Géminis por donde me miren.
Nací en una familia de papá - mamá - hermano mayor - Yo.
Alumna ahí no más en el colegio, me puse las pilas en la U 🙈
Estudié Licenciatura en Letras en el gran Campus Oriente (lejos la mejor época de mi vida) y tengo un magister en educación.
Trabajé 15 años en el mismo colegio y no hay día que no me pregunte si tengo que volver (pero después me acuerdo que ya no tengo que levantarme a las 6:15 todos los días y se me pasa...).
Estado civil: casada hace 16 años con el mismo hombre: el Pelao, padre de mis 4 hijas 👧👧👧👧 de 12, 10, 8 y 6 años.
Me cuesta mucho “hacer nada” y tengo una cabeza que funciona a mil 24/7
Chuncha de corazón por herencia y con harta sangre alemana corriendo por mis venas.
Me declaro una sobreviviente a la partida de mi sobrina Margarita (21 años), hija mayor de mi hermano, motor mío y de Treko por 18 meses, hasta que el 16 de junio del 2019, mi niña se fue a descansar para siempre de una larga y pesada enfermedad.
Amante de la música en todas sus formas, pero por sobre todo Sabinera. De personalidad adictiva, me fascina armar puzzles y tejer. La escritura se me da fácil y fui lectora traga traga aunque reconozco que cada vez me cuesta más concentrarme.
Los deportes no se me dan y vivo en la contradicción de querer ser una persona saludable y tener mentalidad chatarra.
Soy compradora compulsiva de libros y lanas.
El emprendimiento no estaba en mis planes pero las cosas se dieron y en Treko soy todo. La que diseña los chalecos, publica todo lo que ven en las redes, contesta mensajes y mails, modelo para las fotos, saco las fotos cuando no soy la modelo, ordeno, vendo y armo los despachos. A veces vienen unos duendes que me ayudan en repartos, etiquetas, o armar paquetes, pero básicamente las hago todas.
Ah si! Me encantan los chistes fomes, esos con los que nadie se ríe! 🤷♀️
Y lo último... amo a mi familia, la nuclear y La de origen. Y amo a mis amigas que son las hermanas que no tuve!
El 2017 fue el año de todo un poco.
Fui a mil ferias y me metí a mil cursos. Aumentaban las clientas y los chalecos gustaban y se vendían; pero no todo era sencillo. Rápidamente aprendí que emprender es un trabajo muy solo, y yo que venía de algo totalmente distinto (estar sola en un colegio es imposible , salvo que te encierres en un baño), lo sufrí harto.
Había ferias en que Treko la rompía, y otras en las que con suerte pagaba los costos. Pensar en tener sueldo... jajajaja con esfuerzo pagaba los costos de fabricación. El éxito de de la temporada de invierno me hizo proyectar mal la temporada primavera verano y... todavía tengo chalecos que jamás vendí. En fin... hablar de buen negocio todavía no podía, pero lo que sí se cumplía era que yo manejaba mi tiempo y estaba aprendiendo de algo que no sabía. Así que no me iba a rendir.
De octubre de ese año en adelante me multipliqué. Necesitaba las lucas más que nunca, pero también tenía menos tiempo que nunca. Acompañar a mi Margarita todos los días que estaba hospitalizada, y cumplir con mi deber de mamá y dueña de casa, me dejaban poco rato para Treko, pero la enfermedad de mi niña era una inyección de energía. Así que le daba con todo no más.
Cuando el primer ciclo de quimios de mi Marga se acabó (después de 45 días hospitalizada en sistema de aislamiento) ella y mi hermano se instalaron en mi casa. Donde caben 6 caben 8 y a veces llegábamos a 11 (con mis otros dos sobrinos y el pololo de la Margarita) durmiendo aquí, pero era maravilloso. Y estando aquí, se facilitaban las cosas para mí y para Treko.
En esta etapa la Margarita fue por primera vez modelo de Treko (y nunca más paró). Descubrimos en las fotos una oportunidad de olvidarse algo de su enfermedad y sacó su faceta de modelo profesional que la hacía gozar posando; además así, seguía siendo mi partner.
Fin del 2017 y a pesar de la enfermedad de mi niña, había mucho que agradecer: ella reaccionaba al tratamiento; la familia de mi hermano y la mía se volvió una sola familia; y Treko pasó la prueba de su primer año de vida.
Habiendo superado el 2017, el 2018 había consolidar y lo primero fue la formalización de Treko como una empresa formal, con rut, giro y razón social. Y si bien existen quienes insisten en que no es necesario, que no conviene y que no vale la pena, para mí era importante. Soy ciudadana de un país y me parece bien serlo desde todos los aspectos que corresponde. El desafío más grande de esto fue aprender de contabilidad: De IVA, de neto, de bruto, de facturas y formularios 29, todos términos absolutamente desconocidos en mi vida.
El segundo paso, tuvo que ver con Un lugar para Treko. El 2017 quienes querían ver personalmente los chalecos iban a mi casa. Al principio eran poquitas personas; una o dos a la semana, pero cuando partió la temporada otoño invierno 2018, este número aumentó bastante y se me hizo pesado y me dio susto tanta circulación gente por mi casa.
Fue así, como un día en Instagram me encontré con un aviso que decía: ¿“buscas un lugar donde vender tus productos? Comunícate conmigo”.
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